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Sobrepeso y obesidad infantil, ¿somos verdaderamente conscientes del problema?

Actualizado: 14 nov 2023

¿Te preocupa la salud y el estado nutricional de tus hij@s? Si la respuesta es sí ¡quédate a leer!

A estas alturas de la película, a nadie se le escapa ya que el sobrepeso y la obesidad están muy presentes en nuestra sociedad. Ambos, en distinto grado, representan un gran problema de salud pública, con consecuencias a corto y largo plazo.




En adult@s, entre un 12,5 y un 13 % de la población mundial padece obesidad.


La meta es reducir su prevalencia a menos del 11,8 % para el año 2025.

Ahora bien, no solo se trata de una cuestión de adultos. Lamentablemente, entre los niños y niñas también reina esta circunstancia. A nivel mundial, casi un 6 % de l@s menores de 5 años son obes@s. La meta es reducir este dato a menos del 3% para 2030.


Pero…¿qué hay de la situación en España?


Os adelanto que no pinta muy bien…

Según el estudio ALADINO (Estudio de ALimentación, Actividad física, Desarrollo INfantil y Obesidad), mediante el cual se realizan medidas antropométricas y cuestionarios en la población infantil, la prevalencia de sobrepeso en España, en menores de 6 a 9 años, es del 40,6%. Y dentro de este dato, la prevalencia de obesidad es del 17,3%.

Sabemos que existen determinantes genéticos, ambientales y comportamentales que explican este fenómeno. Pero solo en parte, ya que existen factores sociales y económicos, como el nivel de estudios y de ingresos de las familias, que también influyen enormemente. Se observa más obesidad entre menores cuyas familias presentan un menor salario y un menor nivel de estudios. ¿Sorprendid@?

A continuación, algunos datos que lo confirman:

Fuente. Aladino 2019. Gobierno de España


Cada país establece sus estrategias para reducir la obesidad infantil. En España, tenemos la Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) desde 2005. Sin entrar a juzgar su mayor o menor efectividad…, algo debe estar fallando, cuando los datos hablan por sí solos…


Pero…¿cómo es nuestra situación con respecto a la de nuestr@s vecin@s europe@s?

Nuevamente, no traigo buenas noticias...

Acaba de publicarse el último informe COSI (Childhood Obesity Surveillance Initiative) 2018-2020. Es una iniciativa para la vigilancia de la obesidad en Europa, activa desde 2007.

Se exponen, a continuación, los datos de sobrepeso infantil (7-9 años) en diferentes países de Europa:

Fuente. Quinta ronda COSI (Iniciativa de vigilancia de la obesidad infantil). Europa, 2022


Los 4 países con más sobrepeso infantil son Chipre, Grecia, Italia y España.


Si nos centramos específicamente en la obesidad infantil (7-9 años), también estamos en la cuarta posición, por detrás de Italia y por delante de Croacia y Polonia.

Fuente. Quinta ronda COSI (Iniciativa de vigilancia de la obesidad infantil). Europa, 2022


Como podéis ver, no podemos presumir en materia de sobrepeso y obesidad infantil. Aún hay mucho trabajo conjunto por delante, entre gobierno, sociedad, escuelas, familias, etc.


¿Cómo sé si mi hij@ presenta sobrepeso?

Según el estudio ALADINO, 9 de cada 10 progenitor@s de menores con sobrepeso, consideran el peso de sus hij@s normal. Y, al menos, 4 de cada 10 progenitor@s de menores con obesidad, también lo consideran adecuado. Vaya, que abordar una situación de la que no se es consciente es muy complicado.

Para comprobar el estado nutricional de una persona de manera fácil (aunque es preciso valorar otros detalles), puedes calcular el Índice de Masa Corporal (IMC). Es muy sencillito. Consiste únicamente en dividir el peso entre la altura al cuadrado:

IMC= Peso (kg) / Talla (metros)2 =

En adult@s, el resultado de este cálculo debería oscilar entre 18,5 y 25, lo que sería indicativo de normopeso. Por encima de 25, denotaría sobrepeso y por encima de 30, obesidad.

Sin embargo, en menores de 19 años, el IMC no debe interpretarse de la misma forma, sino que debe ser verificado en gráficos de percentiles, ya que varía mucho en función de la edad y el sexo.

Un ejemplo rápido:

  • Un niño de 10 años pesa 40 kg y mide 1,35 m. Su IMC sería de 21,9 [IMC= 40/ (1,35 x 1,35) = 21,9].

Si posicionamos el IMC y la edad en la gráfica de percentiles de la OMS (buscando el punto donde se cruzan edad e IMC), vemos que existe un exceso de peso (por encima del percentil 97).


Esto indicaría que de cada 100 niñ@s, el/la nuestr@ pesa más que l@s otr@s 97. Concretamente, este niño presenta obesidad. En la franja de edad de 5 a 19 años, se considera normal cuando el indicador IMC/edad está entre los percentiles 3 y 85, siempre que no existan cambios repentinos. Ojo, la interpretación es diferente para los menores de 5 años, donde lo que se utiliza es la gráfica de peso/edad. En ese caso, la normalidad del indicador peso/talla oscila entre los percentiles 3 y 97 (tomando como referencia las gráficas de la OMS). Lo verdaderamente importante es valorar que l@s menores crecen y se desarrollan en torno a un mismo percentil y que no experimenten cambios abruptos. Por ejemplo, un niñ@ que siempre creció en torno al percentil 70, es perfectamente igual de san@ que otr@ que creció en torno al percentil 40.


La publicidad mal enfocada hace mucho daño

Llegados a este punto sería imposible no mencionar la Estrategia PAOS. Nació como normativa en 2005 para regular la publicidad alimentaria dirigida a niños y niñas. Por aquel entonces sonaba muy bien…el problema es que, hoy en día, algunas marcas se la saltan a la torera y no reciben las sanciones que deberían. Por este y otro motivos, los ultraprocesados son tan queridos y solicitados por l@s menores…(y no tan menores).

Es muy fácil hacernos creer que un zumo artificial es saludable, plasmando dibujitos sonrientes en él e indicando frases como “con mucha fruta” cuando en realidad es agua con zumo obtenido a partir de concentrado de frutas y azúcar. Si, además, el producto nos lo anuncia un famoso/a de renombre en la televisión… ¡pensamos que es maravilla pura!

Solo hay que recordar el famoso “¡repetimos!” de las natillas o el “a mí me daban 2” de otros postres lácteos grasos.

Es importante ser crític@s y analític@s con lo que vemos, informarnos en fuentes serias y a través de buen@s profesionales de la salud/nutrición (aquell@s no se dejen llevar por intereses económicos).

No podemos olvidar que las consecuencias de padecer sobrepeso, pero sobre todo obesidad, son múltiples y que estamos ante un problema muy serio. A corto plazo, los niños y niñas son más propensos a desarrollar trastornos del comportamiento alimentario, problemas emocionales, dolores articulares, complicaciones respiratorias, entre otros; a largo plazo, tendrán más papeletas para sufrir diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, cáncer u otros.


La importancia de unos buenos hábitos alimentarios

Alimentarse correctamente desde edades tempranas favorece el mantenimiento de un peso saludable y la creación de una microbiota estable.

La microbiota es el conjunto de microorganismos que viven en nuestro interior. Su equilibrio tiene importancia a diferentes niveles (inmunológico, psicológico…). Y en algunos estudios, se ha visto que dicha microbiota se encuentra alterada en personas con obesidad.

Su formación comienza desde antes del nacimiento, de acuerdo al estado nutricional de l@s progenitor@s, de la madre en el embarazo y en la lactancia. Sin embargo, todo ello no es completamente determinante pues será preciso seguir moldeándola durante toda la infancia y el resto de la vida adulta. ¿Cómo? A través de la implantación y mantenimiento de unos buenos hábitos alimentarios.

Los hábitos comienzan en casa, pero continúan (o deberían continuar) en la escuela. Alimentación y nutrición son temas que deben aprenderse del mismo modo que se aprenden otras materias básicas. Así, l@s menores estarían familiarizados con la temática, valorarían más los alimentos, conocerían su procedencia y comprenderían porque unos hábitos resultan convenientes y otros perjudiciales. Contar con profesionales de la nutrición en todos los ámbitos es una inversión a largo plazo.

Pero tan importante como instaurar unas buenas prácticas alimentarias es reducir el tiempo de pantallas y el sedentarismo, fomentar la actividad física y desarrollar una buena salud mental. Con todo ello, les estamos haciendo un gran regalo.

Conclusiones


  • España está a la cabeza de Europa en sobrepeso y obesidad infantil.

  • Para abordar el problema, primero necesitamos ser conscientes del mismo.

  • Los medios de comunicación y la publicidad ejercen una gran influencia sobre l@s niñ@s (y los no tan niñ@s...). Tenemos la responsabilidad de cuidar lo que los menores ven y, además, seguir exigiendo que las normativas vigentes sean más estrictas.

  • La educación nutricional es fundamental y puede determinar el futuro de una persona. Debemos solicitarla en la escuela, no solo para l@s menores sino para nosotr@s mism@s, como madres, padres y/o cuidadores.

  • En general, ciudadan@s formad@s en nutrición son un blanco menos fácil para aquell@s que buscan seducirnos con publicidad y marketing.


Estas son mis conclusiones, ¿cuáles son las tuyas? 😊


Colaboración para el blog de Laura Martín Rubio.

En mi día a día, entusiasta, aventurera y curiosa empedernida. En mis ratitos libres, doctoranda en Salud Pública, especialista en Salud Internacional, Cooperación y Comunicación en Salud, Dietista-Nutricionista y Tecnóloga Alimentaria.

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