Una de las principales tareas de un maestro o padre debe ser educar en la convivencia. Se trata de una labor conjunta, donde es importantísimo inculcar los valores esenciales para la vida. A veces se habla de la diferencia entre educar y enseñar en relación a qué corresponde al colegio y a casa, pero si analizamos con detenimiento cada uno de los términos, veremos que no podemos separarlos y que por naturaleza propia, están unidos.
Ahora bien, es muy importante empezar a educar a temprana edad enseñando valores, costumbres, conocimientos y formas de actuar que permitan al niño vivir en sociedad. Debemos tener en cuenta que el trabajo de padres y docentes debe seguir el mismo camino, aunque a veces nos podemos encontrar baches. También somos participes de un abandono de costumbres y tradiciones que enriquecen al ser humano y que me gustaría que unos y otros nos replanteásemos:
Saludar como norma de cortesía: cada día es más habitual no escuchar en los niños palabras como “buenos días”, “buenas tardes”, “gracias”, “de nada” o “por favor” entre otras. La familia tiene una gran labor junto al colegio, pues debemos reeducar a los niños para que usen estas normas de cortesía. En casa debemos utilizarlas y usarlas. Primero debemos hacerlo desde el ejemplo, diciéndolas los padres y después, enseñándoles a que las utilicen. En los colegios son muy habituales entre los docentes, pero también se debe hacer un gran esfuerzo por fijarlas en el día a día y haciendo que los alumnos intervengan. Mi recomendación es crear un plan de normas de cortesía que se aplica en casa y en el centro, de tal forma que los resultados se compartan.
Ojo por ojo, diente por diente: esta es la parte más complicada para la escuela. A diario nos encontramos muchos niños que por petición de sus padres responden al profesor “mi papa me ha dicho que si me pegan que les pegue yo”. Es triste, pero es una realidad con la que vivimos los docentes y creamos en el menor una contradicción, pues papa les dice una cosa y el docente les dice que eso no se hace… ¿A quién hace caso el niño?… Debemos navegar en el mismo barco y aunque los docentes sabemos que es difícil entender una situación que te plantea tu hijo, nunca debemos pedirle que pegue, porque no le hacemos ningún favor y al final, lo que puede encontrar en el colegio es un castigo. ¿Qué debemos hacer? Siempre parto de la idea básica de escuchar a los niños o adolescentes y confiar en los docentes. Cuando una situación negativa llega a casa, los padres deben escuchar y atender lo que su hijo les cuenta, después deben decirle que hablarán con el profesor o colegio para solucionarlo. En ningún caso deben mostrar una excesiva preocupación porque se puede convertir en un arma de doble filo para el menor. Tampoco se deben mostrar emociones de preocupación a la hora de dejarles en el colegio, con las preguntas directas a la hora de la salida, etc. ¿Se puede preguntar? si. ¿Se debe hablar? si. Pero se debe hacer de forma natural sin dar mayor importancia a la situación pero manejando la situación para que el tema salga y tratarlo. Siempre se ha de comunicar con el docente para que tome las medidas oportunas en el colegio y pueda trabajarlo. En definitiva, por favor, aunque sabemos que es difícil, debéis confiar en el profesorado y dejar de lado el “ojo por ojo” para dar paso a la reflexión, trabajo y búsqueda de soluciones alternativas a la violencia. Sabemos lo que se os pasa por la cabeza, porque en muchas ocasiones también lo vivimos; quién no ha estado en el trabajo pensando “¡ay! le habrá pasado algo…, estará bien…, es la hora del recreo, ¿se habrá encontrado con ese niño que le pegó ayer?… CONFIANZA.
Entrar o salir, esa es la cuestión: algo que hemos perdido desde hace mucho tiempo es la simple actitud de respeto de “dejar salir antes de entrar”. Algo tan básico como esto, que además es de lógica, se ha perdido y en muchas ocasiones, los estudiantes no entienden que se les regañe cuando no dejan salir a alguien antes de entrar ellos. Es importante hacerles ver que cuando estoy entrando en un sitio, debo dejar salir a los que están dentro. Un ejemplo clave es cuando entran en una clase o incluso una tienda, pues si alguien está saliendo o quiere salir, debemos facilitarle que lo haga, porque probablemente sea más fácil entrar a un sitio con menos gente, que si entramos todos y después dejamos que salgan los demás.
¡Derecha, derecha, izquierda, izquierda, adelante, detrás, 1, 2, 3!: algo muy ligado a lo anterior y que es una norma vital en el día a día de los ciudadanos, sobre todo en las grandes ciudades y en sitios fluidos, es caminar por la derecha. En los colegios se tiene presente porque facilita los traslados de los grupos, pero sabemos que en el metro e incluso por las aceras, esta situación es habitual y debemos educar a los alumnos.
Aquí dejo unas cuantas normas de convivencia que debemos tener en cuenta. Anímate y deja la norma que tú consideras esencial para trabajar en los centros educativos.
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